lunes, 28 de enero de 2013

Yngwie Malmsteen, virtuoso

Dedicado a todos los "omnívoros musicales".

Doy gracias por haber conocido a tantísima gente con gustos musicales dispares. Como la música siempre ha sido tema de conversación recurrente desde mi adolescencia, cada nueva persona conocida me ha aportado algún nuevo punto de vista sobre la música. Lo que en su día pudiera considerarse como un indeciso musical, un "veleta" que un día escucha grunge, otro día se levantaba pop y pasado mañana clásica, y que nunca perteneció a ninguna "tribu urbana" (heavys, raperos, etc.) hoy es un auténtico "omnívoro musical", término que empleo para definir a aquellas personas que no hacen ascos a nada y "devoran" cualquier tipo de música.
Fender Stratocaster

Un amigo mío dijo esta obviedad pero que encierra mucho más de lo que aparenta: la música es música

Así creo yo que también lo entiende el músico al que dedico este post: Yngwie J. Malmsteen, al que "conocí" durante ese año loco de 1995. Loco pero lleno de experiencias, amistad y mucho aprendizaje.
Era la época en la que empecé, junto a un grupo de amigos del instituto, a tocar la guitarra. Todos soñábamos con emular el virtuosismo de éste y otros como Joe Satriani, Steve Vai o el gran Brian May, leyendas vivas del instrumento del s.XX: La guitarra eléctrica.

Y es que este virtuoso de la guitarra, del que podréis conocer más aquí, es ejemplo de lo que hablo. Un músico que primero bebe de las fuentes de los grandes de la guitarra eléctrica de los 60-70 y que, de manera natural, acaba poniendo sus ojos en los grandes de la historia universal de la música.

Y de manera natural, como un torrente que fluye, llega al más grande de ellos: J.S. Bach, al que homenajea, versiona....en definitiva, conversa con la música del Maestro en infinidad de ocasiones.

Lo más llamativo es que, aunque yo conseguí a través de mi hermana un par de discos de clásica, tengo que dar gracias a este señor por hacerme "entrar" en la música de los compositores del barroco tardío, en la época en la que, por timidez, escuchaba clásica a escondidas. Y sobre todo, a aprender que la música es música, y que los grandes interpretes, además de su virtuosismo y ejecución perfecta, no albergan ningún complejo ni prejuicio hacia ningún estilo musical.