Dedicado a mi amigo Jorge Enrique García, con el que tantas horas hemos echado hablando de éstos temas.
Hagamos un ejercicio de imaginación e intentemos convertirnos en un campesino español de hace....pongamos 300 años.
La vida del "Tercer Estamento", es decir, los "currantes", que ocupaban más del 70 % de la población (con variaciones dependiendo de la zona) era bastante sacrificada. No existían días libres, y sólo algunos días señalados en el calendario se consideraban festivos. Ésos días, sus miserables y grises vidas dedicadas al trabajo de sol a sol, tomaban color: Un día sin trabajar, con fiesta en la calle y en el templo.
Nunca me gustaron las etiquetas de "música culta", "música folclórica" y "música popular" que la mayoría de las editoriales muestran en los libros de Historia de la música para Secundaria; pero es cierto que había una "música culta", aquella que se producía y escuchaba en los palacios y en los ricos teatros de la alta burguesía que dicho sea de paso, aunque pertenecían a ese "70%", eran minoría frente a campesinos y artesanos:
Fragmento de la ópera "Il Sant´Alessio" (1631) de Stefano Landi
Motete politextual "Amara valde / Amour et biauté / Quant en moy" de Guillaume de Machaut (S.XIV)
Ésta música gozaba de un estatus superior ya que se dirigía a las clases dirigentes. Cultas y formadas. Óperas con libretos de alta calidad literaria que el pueblo llano no entendía debido obviamente a su falta de acceso a la educación.
Volvamos a nuestro campesino. Sin opción alguna de descubrir éste tipo de música, le quedaba la opción de entrar en la iglesia.
Aunque la Iglesia católica ha sido el mejor mecenas de la música en círculos aristocráticos (el propio Machaut era clérigo), siempre puso sus ojos en la música como instrumento evangelizador. Así, todas las artes plásticas se ponían al servicio de la liturgia. La catequesis plástica para impresionar, cautivar e incluso atemorizar al fiel iletrado cada vez que entraba en el templo.
Así el estilo eclesiástico tenía un objetivo claro, no exento en algunos momentos de polémica en los cuales los defensores de la ortodoxia combatían las "intromisiones" de la música "culta" o del teatro, más sugerente y atrevida. En las iglesias orientales (como la ortodoxa rusa y griega por poner un par de ejemplos) la voz es el único instrumento permitido en el templo (incluso un único estilo de canto prácticamente inalterado a través de los siglos).
Nuestro campesino, tras trabajar horas y horas bajo el sol, de repente, podía escuchar cosas como ésta:
Motete "Surge propera amica" de Francisco Guerrero (finales del siglo XVI)
O ésta:
Motete "Ave verum corpus" de Wolfgang A. Mozart (finales del siglo XVIII)
....por poner un par de ejemplos.
Pongámonos en el pellejo de una persona cuya experiencia vital podría sufrir un "shock", pero yo personalmente opino que estas personas estarían habituadas, a fuerza de costumbre, a oír éste tipo de música, no exentos por supuesto de la fascinación que entraña escuchar producciones musicales elaboradas e interpretadas por profesionales altamente cualificados y que en muchos casos, tocan y estremecen al oyente, independientemente de su fe o ausencia de ella.
Así pues la "música sacra", desde éste punto de vista, se muestra como una música de fácil acceso al pueblo llano, una música "popular". Podremos escuchar millones de ejemplos, de mejor o peor calidad, pero está claro que para cualquier aficionado a la música "culta" o "clásica" poco iniciado, es altamente probable que sea la sacra la que ocupe la mayor parte de su discografía.
¿Qué opináis?