sábado, 28 de abril de 2018

Cuando suena la música, todo lo demás sobra

Está circulando por la red una entrevista al violista Alejandro Garrido.

La información que se nos ofrece es "sevillano se burla del entrevistador por hablarle en catalán", y es que Garrido es viola principal de la orquesta del Teatro del Liceu de Barcelona.

Dentro vídeo:
No sería la primera vez que un castellanoparlante responde en su lengua a un entrevistador en catalán (me estoy acordando del tenor sevillano Francisco Fernández-Rueda, sin ir más lejos). No voy a entrar en eso, simplemente que la entrevista es a todas luces un "troleo" total a todos. Para empezar porque se ve claramente que se está realizando en una escuela de comunicación audiovisual y no en un medio público como una televisión local.

Me da igual que se esté usando este vídeo para atacar al independentismo por parte de una caterva desinformada incapaz de "rascar" para ver si hay algo más. Lo realmente importante viene en la otra entrevista, ésta íntegra en castellano. El nivel de "guasa" se mantiene (más bien se intensifica), aunque la entrevistadora aguanta menos la risa que su compañero del vídeo anterior. Lo que cambia es la interpretación al final. El señor Garrido toca el preludio de la Suite II para violonchelo de J. S. Bach, una obra "fetiche" para (nosotros) los violistas. Esos dos últimos minutos del vídeo te hacen olvidar todo lo anterior: si era o no una coña, si es gracioso o no, si es para un trabajo fin de grado...


Ahora os invito a leer quién es realmente Alejandro Garrido, a buscar más vídeos suyos (donde no falta su "humor" característico). Si es gracioso o si está loco da exactamente igual. Su interpretación es tan genial, una música tan buena y tan bien tocada, que lo demás queda en un segundo plano. Porque cuando la música suena, todo lo demás sobra.

sábado, 17 de febrero de 2018

Piedras que suenan

Los monumentos cantan.
Al menos así lo percibo yo en muchos casos, que las piedras de muchos monumentos emanan música.

Será por mi dualidad historiador del arte - músico que, al contemplar un lugar, a la historia y al arte se le suma la música que suena en mi cabeza.
La última y más fuerte experiencia que he tenido en este sentido fue en mi reciente viaje a París, durante el puente de la Inmaculada.
Y ocurrió con dos monumentos de épocas y estilos completamente diferentes: la catedral de Notre Dame y la iglesia de La Madeleine.

Para mí fue un descubrimiento el coro de la catedral de París. La imagen típica de su fachada (reconstruída en el siglo XIX, dicho sea de paso) y sus gárgolas son la imagen icónica de este monumento. Los coros suelen ser  las primeras partes que se completan de una catedral (así fue en Notre Dame), ya que es dentro de ellos donde se desarrolla la liturgia de las horas canónicas llevada a cabo por los canónigos. El coro de Notre Dame de París está decorado con unos preciosos relieves en madera policromada sobre la vida de Jesucristo que datan del siglo XIV. Pensar en la intensa actividad musical que se "encerraba" tras estos relieves hizo sonar en mi cabeza la Messe de Nostre Dame de Guillaume de Machaut:



Aunque Machaut compuso esta misa para la catedral de Reims, también se trata de una obra de la misma época que estos relieves que tanto me impresionaron (siglo XIV).

La "hipnótica" versión del Ensemble Organum dirigido por Marcel Pères interpretando el kyrie me transportaba a este mismo coro en la Edad Media durante una función solemne donde música e incienso se elevan hacia las coloridas vidrieras de la catedral.






Cambiamos radicalmente de estilo y época. Entramos en la iglesia de la Magdalena, construida entre 1763 y 1842 en el estilo de un templo clásico. Su impresionante vista desde la Plaza de la Concordia te va preparando desde la lejanía al espectáculo visual que te aguarda tras su columnata.
En esta iglesia se estrenó, en 1888, el archiconocido Requiem de Gabriel Fauré (1845-1924), cuyo Introit et kyrie sonaba constantemente, con el ritmo "caminante" del bajo acompañando el verso Requiem æternam entonado por los tenores: Cliquea aquí y sigue leyendo

En este caso la asociación era obvia, pero es tan necesario conocer el espacio para el que una obra musical fue compuesta, que cuando estas allí todo cobra un mayor sentido e, inevitablemente, se materializa en tu mente.